No existe nada tan bello

Ayer no fue un día que destacara por lo que hicimos. Pero si destacó en mi mente. Cada vez que te miraba me trasladaba allí. Era de las primeras veces que iba a ese lugar. Y apareciste tu. Parecías una princesa. Como las de los cuentos de hadas. Solo que no ibas con vestido largo ni zapatos de cristal. Llevabas una camiseta naranja. Yo odio el naranja. Pero a ti quedaba bien. Recuerdo cada detalle. Cuando llegaste tu mirada me deslumbró. La verdad es que no me extraña, tienes unos ojos preciosos. Y luego, me despedí. Así, tan fría, como el hielo. Tan fría como el hielo que mas tarde nos unió, cuando decidimos volver Grin y yo. Algo me pasaba. Sentía algo dentro, diferente, especial. No encuentro la palabra, y buscarla en el diccionario seria un esfuerzo en vano, porque se que no existe. No existe nada tan bello. Quería verte. Verte más. Volver a sentir tus besos, tus abrazos, tan dulces. Como ahora, justo 3 meses después. Y miento si digo que me siento como entonces. Porque ahora lo siento con más intensidad. No dejan de revolotear mariposas en mi estomago, y pájaros en mi cabeza cada vez que me acerco a ti. Que digo pájaros…solo tu. No hay lugar para nada más. Y no me asusta. No me asusta la idea de imaginarme balanceándome en una mecedora, con el pelo emblanquecido, y cogida de tu mano. Y hasta me da igual si te casas conmigo vestida de naranja, porque seguro que estarás preciosa de todos modos. Y con tal de estar a tu lado. Lo que sea. Ni tiempo, ni espacio, ni nada, ni nadie, podrán cambiar esto que siento por ti. Y te lo digo hoy que estas cerca…para que lo recuerdes siempre que no lo estés.

-Te quiero-